
Un resumen de la noticia aparecida en El Economista sobre el sector turístico en la Comunidad Valenciana:
El sector ha logrado un récord de turistas en 2016: mejoraron los resultados en llegada de viajeros, pernoctaciones, porcentaje de ocupación, estancias medias y volumen total de negocio. (Los datos que abordamos en este artículo se refieren al ámbito de la Comunidad Valenciana y se pueden consultar aquí ).
No obstante, el ingreso medio por turista extranjero no para de caer desde 2011, hecho que se debe a múltiples factores; entre ellos la proliferación de alojamientos ilegales, aquéllos que se ofrecen mayoritariamente en plataformas online especializadas y que no cumplen con la legislación vigente: en líneas generales, no atienden las obligaciones propias del negocio ni se ajustan a la normativa fiscal vigente. Todo ello, lógicamente, supone un menor costo que permite ofrecer al cliente precios muy ajustados haciendo así competencia desleal a los establecimientos que gestionan el negocio respetando la legislación.
Ante esta situación de agravio comparativo, la Agencia Valenciana de Turismo ha respondido a las protestas del sector “legal” diseñando un plan de ataque que incremente las inspecciones y consiguientes sanciones a quienes incumplan la ley. (Una actitud reactiva conocida como “más de lo mismo”).
Por otro lado, la Comisión de Defensa de la Competencia de la Generalitat Valenciana se opone a estas medidas por considerarlas “una restricción desproporcionada de la libertad de empresa y de competencia” y defiende a las plataformas online intermediarias.
La polémica, pues, está servida. Cada uno de los bandos esgrime sus argumentos y hace toda la fuerza que puede para derrotar al adversario.
Eso me recuerda al viejo cuento que decía:
… Y el carbonero dijo al butanero: “Me estás dejando sin trabajo”.
… Y el butanero dijo al empleado del gas ciudad: “me estás dejando sin trabajo”.
… Y el empleado del gas ciudad dijo al operario de la fábrica de hornos microondas: “me estás dejando sin trabajo”.
… Y….
Es la historia de los progresos sociales: cuando irrumpe en la sociedad algún producto o servicio que deja obsoletos los anteriores, las personas y organizaciones que han moldeado sus negocios y sus vidas alrededor de ese producto o servicio ahora amenazado responden desde el miedo, la inseguridad, la ira, la reivindicación, el desasosiego, etc.; todo un cúmulo de sentimientos provocados por una situación imprevista, amenazante y que pone en peligro su porvenir.
Es una reacción natural y propia de cualquier especie animal medianamente organizada, no solo la humana. En esas circunstancias, los miembros o la colectividad amenazada hacen acopio de todos sus recursos para hacer frente a la amenaza y asegurar en lo posible que las cosas sigan como acostumbraban. En el caso que nos ocupa, se intenta que caiga todo el peso de la ley sobre los infractores que medran al margen de un sistema organizado alrededor de una serie de principios de obligado cumplimiento para favorecer la coexistencia pacífica y el bienestar de la colectividad.
Esta postura pone el foco en
• el bienestar de los productores del servicio (obtención de beneficios) y en
• las ventajas que el sistema aporta a la sociedad (vía impuestos, entre otras).
Por otro lado, las plataformas online que ofertan alojamientos turísticos ponen el foco en
• el bienestar de los consumidores del servicio (más asequible) y en
• su propio provecho como intermediarios independientes de la sociedad (obviando deberes fiscales, por ejemplo. Y hay otros aspectos éticos aún por pulir).
Estamos repitiendo la situación carbonero – butanero: cada uno contempla la escena desde su realidad, lo que le impide comprender las razones del otro y mucho menos remontarse a un estadio superior que le permita visualizar la situación en su conjunto.
En situaciones así puede intentarse avanzar consensuando objetivos win – win que a la vez vayan dibujando una nueva realidad: dónde poner el foco, qué papel podrían asumir cada uno de los grupos de interés, qué medidas abolir y cuáles implementar,…
El salto de la postura ataque – defensa a la postura colaboración es complejo y necesita de terceros agentes que aporten objetividad junto con una visión sistémica y estratégica, basada además en principios éticos: un nuevo elemento en este mundo de interrelaciones cada vez más complejas.
Se nos presenta, pues, una nueva oportunidad de posicionar al sector turístico español como modelo de negocio basado no solo ya en el número de pernoctaciones y otros indicadores habituales, sino como una nueva forma de gestionar las relaciones humanas de forma que contribuyan a perfilar una sociedad nueva, más ética y más respetuosa con todos los partícipes afectados. Somos capaces, ¿vamos a ello?
Edita Olaizola
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