
Una de las muchas cosas que nos enseña una gran crisis es que los modelos de gestión corporativa no sirven para siempre. Desde la época de la industrialización en el siglo XVIII hasta nuestros días, muchas cosas han ocurrido en la sociedad y muchas cosas han cambiado.
Una de ellas es el estilo de relación entre los integrantes de una cadena de valor. Durante muchos años ha estado diseñado como una línea recta, al estilo ingenieril, donde se establecía claramente el flujo de la relación: A – B – C, de tal forma que la empresa cliente marcaba a las empresas proveedoras pautas unívocas y unidireccionales de obligado cumplimiento, dentro de un marco legal y cuya inobservancia acarreaba automáticamente penalizaciones o extinción del contrato.
Ese posicionamiento tan hierático y jerarquizado se ha ido suavizando paulatinamente, pasando a esquemas más planos y sistemas de interrelación más próximos, respetuosos y centrados en el beneficio mutuo. Y la última modificación está relacionada, obviamente, con la última gran crisis que últimamente está afectando a todo el planeta.
A medida que se ha ido imponiendo una visión de los negocios más centrada en valores (RSC, RSE, Economía Circular, etc.) las relaciones entre cliente y proveedores se han enfocado como un todo armónico, donde cada uno de los actores forma parte de un ecosistema cuyo óptimo funcionamiento exige de cada uno de ellos que reconozca a todos los demás y sea consciente de su cuota de corresponsabilidad sobre los resultados que obtenga el ecosistema.
Este planteamiento aporta otras ventajas añadidas: todos los partícipes disfrutan de sensaciones gratificantes que mejoran el estado de ánimo, como la confianza, el apoyo, la alegría por los logros, el bienestar psíquico… y ello genera un círculo virtuoso que ayuda a consolidar un modelo de negocio comprometido con las personas, los resultados y el medio ambiente.
Tenemos un buen ejemplo en Ecuador: la empresa de chocolates República del Cacao lidera el interesante proyecto CHEF TO FARM, que busca devolver al campo un agradecimiento por su trabajo a través de la transformación, creatividad y emoción del chocolate. Se basa en “un intercambio con valor agregado entre quien crea la materia prima para la producción de nuestros productos, y los Chefs que lo transforman, ambos vinculados a través del chocolate” nos cuenta Maggie Crespo Gerente de Negocio Sostenible de la marca. (Tuiter del proyecto: https://twitter.com/repdelcacao).
En People plus! Profit estamos muy satisfechos de la relación profesional que unos une con Maggie y de que este proyecto coopere activamente a fomentar el comercio local, un mejor modus vivendi para los agricultores locales y una explotación respetuosa con la naturaleza. Desde aquí en España le enviamos nuestros mejores deseos y todo el apoyo que le podamos brindar, porque nosotros también creemos firmemente en las relaciones respetuosas basadas en el beneficio de todos los partícipes.
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