Competitividad sostenible: el movimiento se demuestra rodando

Ecosistema Interno, Escriben nuestros Consultores 0 211

Cuando las personas que forman el Ecosistema Interno se sienten tratadas como personas, la organización alcanza y mantiene el nivel de competitividad sostenible deseado.

La empresa Irizar, con implantación en diversos países de varios continentes, tiene fama de hacer las cosas bien. Su reputación corporativa le permite mantenerse en el top de su sector a lo largo de los años e independientemente de los vaivenes del mercado.

Irizar logoLa primera vez que oí hablar de ellos corrían los años noventa: en sus dependencias de Marruecos estaban atravesando un período de decrecimiento que poco a poco llegó al momento fatídico: se quedaron sin carga de trabajo. ¿Qué hubiera hecho una empresa gestionada de forma tradicional? Lo más probable es que hubiera hecho sucesivos EREs (o como quiera que se denominara en aquella época) hasta llegar a la extinción de la actividad.

Irizar se planteó otra cosa: si los trabajadores habían colaborado activamente y con altos niveles de compromiso al éxito de la compañía en momentos de bonanza, era éticamente inaceptable plantearse su desvinculación: decidieron que los trabajadores se fueran a sus casas y enviarles allí el salario, puntualmente y cada uno de los meses que tuvieron que tener cerrada la planta.

¡Qué dislate!, pensarán algunas mentes aferradas al aquí y ahora: tirar de esa forma el dinero no es manera de cuidar de los intereses de la empresa.

Irizar ha demostrado en más de una ocasión que los intereses de la empresa están magníficamente defendidos por parte de sus trabajadores: cuando reciben atención y respeto se identifican con los valores corporativos y hacen suyos los éxitos alcanzados, consiguiendo una y otra vez colocar a la compañía en niveles óptimos de calidad, compromiso con los clientes, con el medio ambiente y con la sociedad en general.

Y todo esto sin descuidar la rentabilidad del proyecto corporativo.

He tenido la suerte de visitar sus magníficas instalaciones centrales y observar sus procesos de producción. Se capta enseguida el cuidado exquisito que ponen en su trabajo artesano y el clima laboral que subyace.

Y he descubierto otro precioso ejemplo del cuidado y respeto que tiene la organización con sus trabajadores: uno de ellos no comprendió la pregunta que le formulé… porque es brasileño. ¿Y qué importa la nacionalidad?, te estarás preguntando.  Importa porque no es la única persona brasileña trabajando en la planta de Ormaiztegi: un grupo de personas brasileñas se han incorporado a la producción porque en Brasil no hay ahora carga de trabajo suficiente para mantener la plantilla.

¿Despedirles? De ninguna de las maneras: el compromiso es una vía de dos sentidos. Yo te cuido y tú me cuidas. Es un concepto tan antiguo como la cultura romana y su do ut des – te doy para que me des – y la base de unas relaciones basadas en el respeto mutuo.

Irizar post

La historia se repite. Antes en Marruecos, después en Brasil, la plantilla de una organización puntera y rentable comprometida con el I+D, la calidad, el medio ambiente, el futuro, la sociedad… en un modelo de negocio basado en la competitividad sostenible.

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Edita Olaizola

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