
Hemos visto como en estos días se han ido poniendo de manifiesto los datos del nivel de ocupación de las personas con alguna discapacidad reconocida y que explican como en Catalunya tan solo trabajan el 36% del total (unos 100.800 de los 280.000 que están en edad de trabajar de las 514.000 personas con discapacidad reconocida).
FemCat, Fundación Privada de Empresarios, que trabaja desde 2004 en la elaboración depropuestas y en la generación de iniciativas que ayuden al desarrollo económico y social de Cataluña, en unas jornadas para fomentar la integración laboral de las personas con capacidades diversas, reclamaba que “aún queda mucho por hacer”. Apuestan además hacerlo por “normalidad” y no por caridad. Y explican su propia experiencia, pues cerca del 20% de las empresas que forman parte de su entorno ya tiene experiencias positivas y se prestan a compartirlas para superar el miedo que pueda generar implicarse en este tipo de soluciones.
Algunas de las empresas como DKV seguros, explicaba a través de su consejero delegado, Josep Santacreu, que incluir personas con discapacidades mejora el clima laboral de la empresa, con un absentismo menor a la media y profesionales más estables y fieles.
En el fondo se trata de que las personas que toman las decisiones en las organizaciones asuman estos aspectos de responsabilidad, no solo por cumplir la LISMI (que desde el 1982 obliga a las empresas de más de 50 trabajadores a reservar un 2% de la plantilla a trabajadores con capacidades diversas), sino como una ventaja competitiva que además acabará permitiendo que la adaptación al entorno de los equipos y organizaciones sea mejor.
Es, pues, necesario que las empresas y organizaciones, sus equipos directivos y mandos intermedios asuman este aspecto de la responsabilidad social igual que se considera la sostenibilidad medioambiental, la eficiencia energética o el reciclaje. Que identifiquen qué puestos de trabajo pueden desarrollar las personas con capacidades diversas y qué estrategias hay que llevar a cabo para formarlas y desarrollarlas.
Si tenemos en cuenta que la imagen que proyectan las empresas es siempre una influencia positiva para la sociedad, y que cuando alguien decide que quiere trabajar en una determinada empresa lo hace pensando en los valores que transmite, las acciones de este tipo pueden conseguir que las empresas transciendan su dimensión de puros agentes económicos convirtiéndose en verdaderos fenómenos sociales, generando un efecto
“bola de nieve” de atracción de talento y de generación de oportunidades de desarrollo y negocio.
En el fondo, integrar estos colectivos no supone un coste más elevado y por lo general mejora el ambiente laboral. Pero es cierto que a veces afrontar estos cambios requiere de un acompañamiento que haga el camino más fácil. ¿Caminamos juntos?
xemagil
Guardar
This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.
Lecturas recomendadas
-
-
-
Webinario sobre Biomimética Organizacional para Aedipe
March 10, 2021 By Edita Olaizola
-
-
Ética y autoestima
October 15, 2017 By Edita Olaizola -
Industria 4.0 apuesta por la sostenibilidad
October 15, 2017 By Xema Gil
-
Felicidad en la empresa: ¿esperar hasta el final?
January 14, 2015 By Edita Olaizola -
Algoritmos y emociones
November 7, 2018 By Edita Olaizola -
Sólido, líquido, gaseoso. Storytelling sobre tipos de organizaciones
February 15, 2015 By Edita Olaizola
Leave a reply